Como ya hemos comentado, el principal objetivo del Ayurveda, más allá de sentirnos saludables es, romper el ciclo de acción y reacción con los deseos, la tristeza, el apego,…
Las cosas que nos generan malestar a nivel emocional y mental también nos afectan, en consecuencia a nuestro bienestar físico.
Siguiendo la rica filosofía del Ayurveda, cada persona, al nacer, lleva consigo cuatro objetivos mentales que marcan el camino hacia una vida plena y equilibrada.
En primer lugar, encontramos el Dharma, que actúa como la brújula moral de cada individuo, guiándonos a actuar con integridad, cultivando estabilidad interna y un profundo equilibrio. Luego, está el Artha, que nos invita a vivir en abundancia y prosperidad; no se trata de acumular riquezas materiales, sino de disfrutar de una profunda paz y tranquilidad que llena nuestra existencia. El tercero, Kama, nos inspira a manifestar nuestros deseos, no desde la avaricia, sino como una celebración de nuestro esfuerzo y dedicación. Finalmente, el Moksha nos guía hacia la liberación de nuestra mente, alcanzando una iluminación consciente que transforma nuestra percepción del mundo y de nosotros mismos.
Estos principios están diseñados para deshacer nuestros apegos y fomentar la conciencia plena. Aunque el Ayurveda inicia su trabajo en el plano corporal, su objetivo último es que podamos sintonizar con nuestro ser interior y alcanzar ese estado de paz y iluminación. Es un ciclo, un pez que se muerde la cola.
Por ello, al comenzar nuestro viaje ayurvédico, es crucial no forzarnos a cambiar nuestra rutina drásticamente de un día para otro. Las transformaciones deben ser graduales y los tratamientos deben resonar con nosotros; buscar sanar y encontrar la satisfacción en quienes somos no debe convertirse en un proceso doloroso o generador de ansiedad, como seguir una dieta extremadamente restrictiva o sentir que no somos libres para tomar nuestras propias decisiones.
De todo esto se resalta, una vez más, la importancia de comprender nuestro estado y constitución antes de adoptar nuevas rutinas o dietas que, en lugar de beneficiar, podrían obstaculizar nuestro camino hacia el bienestar. La clave es acudir a un profesional que nos pueda guiar y acompañar en este proceso tan importante.


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